Tremenda controversia ha generado el concierto de Juanes en La Habana, un rio de exiliados cubanos han descargado toda su artillería, nostalgia y dolor en contra del colombiano (del cual advierto, jamás he sido gran admirador) acusándolo de apoyar al régimen, de traicionar a la comunidad cubana en Miami y hasta de comunista y partidario de las F.A.R.C, incluso han salido a la calle a destrozar discos del cantautor en marchas para nada pacificas y para nada respetuosas vomitando lemas de esta calaña: “Un martillo y un disco de Juanes para destruir la música y la infamia de este cobarde roedor”. En palabras menos coloquiales pero en ciertos casos igual de ofensivas, se han pronunciado todo tipo de artistas e intelectuales del exilio, mostrando su total desacuerdo con las intenciones de Juanes, uno de ellos es la intelectual escritora habanera Zoé Valdés, quien no ha escatimado en tildar de estúpido e ignorante a cada persona que ha osado si acaso mostrar algo de discrepancia hacia su manera de pensar, pero en cambio no ha mostrado ninguna señal de rechazo a la agresividad y violencia que sus compañeros de exilio han asumido, ni a la manera como han reaccionado. Esta mañana ingresé al blog de la escritora y me encontré con el siguiente artículo:
(—) Acabo de desternillarme de la risa, leyendo sobre las “amenazas de muerte” a Juanes… Veamos que pasó… El Mesías de la Paz se presenta amedrentado en el preciento de Key Biscayne, Florida, y denuncia a la policía que ha recibido las siguientes amenazas de muerte en su página de Twitter: “Prefiero morir en la batalla que en prisión. Paz sin libertad”. “Odio lo que estás diciendo, pero morirás defendiendo tu derecho a decirlo”. Que alguien le diga rápidamente quién es Voltaire, cuya frase original es: “No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Y que alguien le diga a Juanes que las amenazas de muerte son aquellas que hacen las FARC (amamantadas por Castro) a sus compatriotas, y la seguridad del estado a los disidentes cubanos, las cuales son generalmente un poquitín más fuertes y sin tanta cita literaria. Que alguien le diga por favor lo que sucede a los opositores cubanos, a gente que tiene el valor de hablar, en Cuba -y también fuera de Cuba- y que alguien le diga qué pasa en las prisiones de Castro. Y que le hablen, ya que están en eso, del paredón de fusilamiento del cual sus amigos Amaury y Silvio piensan tan a la ligera. Pero que podemos esperar de un drama queen cobardica, que además peca de ignorante. Esperemos que alguien con sensatez le diga a este tipo que incluso la segunda oración que le envían y que él cree amenaza en su histeria llena de pánicos es un mensaje de apoyo, y que la primera no contiene amenaza alguna. Que le digan que se instruya. Y que basta de dramas de telenovela. (—) 1
Inmediatamente le respondí, pues su blog permitía comentar las notas publicadas, esto fue lo que le escribí:
(—) Que alguien le diga a la profeta de la libertad que la libertad no es solo para sus clones ideológicos, que alguien le diga que todo el mundo tiene o debería tener derecho a cantar, bailar o brincar donde lo desee, y que alguien le diga que en nombre de la libertad no se puede censurar ni frenar ni congelar la libertad de otro. Que alguien le diga también a la ilustradísima intelectual que el Voltaire que ella misma cita en su mediocre artículo también dijo que el derecho a la libertad debe ser para todos. Y que alguien le diga que si hay alguien armando dramas de telenovela son aquellos que formaron un escándalo internacional para intentar censurar un simple concierto. No entre en contradicciones queridísima guardiana de la democracia y de la igualdad, sacúdase su dolor o guárdelo para sus poemas, no pretenda que la lógica la acompañe en tan absurda causa, y mucho menos tilde de ignorante a todo aquel que no comparta su posición. (—)
Imagínense mi sorpresa al recibir un mensaje a mi correo anunciando que el comentario había sido eliminado de la pagina por el administrador, parece ser que la censura de la que tanto culpan y critican al dictador Castro (Con toda la razón), es también una de las armas preferidas de la ilustradísima poeta de la libertad. Qué curiosa mezcla de tristeza y risa me producen sus contradicciones señora Valdés.
1: Tomado de: http://zoevaldes.net/
Censura y libertad
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